Salsa boloñesa para espaguetis, lasañas, o rellenos de hortalizas

La salsa boloñesa es muy conocida pero es difícil encontrar una receta igual a otra. Hay unos ingredientes básicos para elaborarla, pero bien podríamos decir que cada cociner@ personaliza y tiene la suya propia. Menos mal que todos estamos de acuerdo en que lleva tomate y carne picada. Algo es algo, pero contra gustos no hay nada escrito.

La salsa boloñesa se suele emplear para hacer lasaña, acompañar a un plato de pasta, o para rellenar hortalizas. En casa, como no podría ser de otra forma, también nos saltamos las autenticidades y a la base le añadimos otros productos.

Como podéis ver en los ingredientes, etiqueto como opcionales las hortalizas que no considero imprescindibles en esta receta, aunque a mi personalmente me gusta el sabor que aportan a la salsa. Probad y vosotr@s decidís.

Ingredientes que considero básicos  (para 6 personas)

300 g de carne picada de ternera

1 1/2 de tomate natural triturado 

200 g de cebolla

Una rama de apio muy tierno (la parte blanca, sin hojas) 

2 dientes de ajo
1 zanahoria

1 vaso de vino tinto (unos 200 ml)

Pimienta negra de molinillo

Orégano fresco

Aceite de oliva
Agua mineral

Sal

Ingredientes opcionales que aún así recomiendo añadir

Medio calabacín pequeño
La parte blanca de un puerro

Señalaré en rojo los productos opcionales para que tengáis presente que se puede prescindir de ellos.

Picar y sofreír, en aceite de oliva, la cebolla, el puerro y los ajos hasta que tomen un color dorado. Añadir el apio cortado muy fino y sofreír tres minutos. Condimentar la carne con sal y pimienta, y rehogar en la misma cazuela solo hasta que cambie de color.

Añadir el vaso de vino tinto y reducir completamente el alcohol.

Echar en la cazuela el tomate triturado. Condimentar con sal.

Reducir el fuego al mínimo. Tapar la cazuela y sofreír hasta que el tomate reduzca

Cuando notéis que el tomate pierde líquido, añadir un chorrito de agua y sofreír de nuevo para reducir toda la humedad. Se repite la operación hasta que el tomate casi se pegue al fondo y vaya cogiendo sabor a "tomate concentrado" 

Abajo podéis ver la salsa rehidratada. Tiene la textura adecuada para pegarse a la pasta.

Llegado a este punto, es cuando hay que añadir el calabacín y la zanahoria rallada/picada muy fina. (picar no triturar). Yo utilizo la picadora eléctrica.

Añadir las hortalizas a la salsa. Condimentar con un poco de sal y pimienta de nuevo (con moderación) y cocinar unos 5 minutos a fuego lento. Me gusta que tengan un ligero toque crujiente.

La salsa debe tener una textura jugosa pero no líquida. Servir acompañada de pasta cocinada al dente

Condimentar con orégano fresco, y queso rallado.

Resumido: Se dice que para qué la salsa boloñesa quede buena tiene que cocinarse a fuego lento durante dos horas. El secreto está en sofreir hasta reducir. Ir despegando el tomate del fondo, remover, añadir un poco de agua, (como he apuntado) y dejar reducir de nuevo hasta conseguir que el tomate tome color y sabor de tomate frito concentrado.

  Con salsa boloñesa y láminas de berenjena...

Cortar la berenjena a láminas no demasiado finas, sazonar con sal y dejar escurrir en un colador para que suelten agua y así amarguen menos.

No es necesario hacer eso con la berenjena jaspeada (blanca y morada) puesto que es una variedad algo más suave de sabor.

Pasar ligeramente por harina, sacudir la sobrante y freír en abundante aceite de oliva.

Escurrir en un papel absorbente de cocina.

Extender una primera capa de berenjenas en un molde previamente engrasado con aceite (echar unas gotas y pasar un papel de cocina para extenderlo). Otra de salsa boloñesa, otra de berenjenas, y así sucesivamente tantas capas como queráis.

Poner queso mozzarela, y parmesano rallado, por encima.

Gratinar en el horno, pre-calentado a 180º durante durante 15 minutos.

Espero que os hayan gustado las explicaciones.