Una de las pruebas del algodón de toda cocinera que se precie.
Hay varias formas de hacer los huevos fritos. Más o menos "sellados", con la clara blanca o con puntillas, a la plancha...
Yo los prefiero "con puntillas" y con la yema jugosa, semi cruda, para poder mojar pan.
No tienen mucho secreto. Una sartén a medida, como máximo de 20 cm, si queréis hacer dos huevos a la vez, y a ser posible exclusivamente para este menester.
La cantidad de aceite que necesitáis: Con un dedo será suficiente, para cocinarlos de la forma clásica. Por lo general, si se hacen más de cuatro, hay que ir añadiendo aceite a la sartén porque éste mengua.
El aceite debe estar caliente pero sin pasarse, no se os vaya a incendiar la cocina. Si visualmente no podéis apreciar la temperatura, echad un trocito de pan, si se fríe rápidamente es que el aceite está en su punto. No debéis dejar que el aceite se queme, si ya a alcanzado el grado de calor que necesitáis bajad el fuego. El huevo se hace en apenas un minuto, así que no es necesario que el fuego esté a máxima temperatura todo el tiempo. Si hay que cocinar más cantidad se vuelve a subir el fuego y listo.
Los huevos tienen que ser muy frescos y estar a temperatura ambiente. Algo muy importante es saber echarlos en la sartén sin quemarse. Para eso nada más sencillo que romper el huevo en una taza o vaso y a continuación introducirlos en la sartén despacio para que el aceite no salte. También lo podéis hacer de dos en dos unidades. No os preocupéis, al caer en la sartén cada yema tomara el lugar que le corresponda.
No los mováis hasta que la clara no esté cuajada del todo. Observad si el calor ha llegado a cuajar la clara alrededor de la yema. Si no es así echad unas cucharadas de aceite caliente por encima. De ese modo no os quedará el huevo crudo.
Retirad el huevo de la sartén, con una rasera plana de agujeros, cuando veáis que en los extremos del huevo se forman puntillas doradas*. Salar al gusto y servir calientes.
Para recordar:
Si sois perfeccionistas y os gusta diseñar vuestros platos, en las tiendas especializadas en utensilios para la cocina podréis encontrar moldes, de distintas formas, para poder freír huevos sin que se desparramen las claras.
En el caso de que os gusten los huevos blancos, solo tenéis que freírlos a temperatura más baja y tener paciencia porque tardan un poquito más en cuajar.
También se le llama "Huevos estrellados" a un plato en concreto de la cocina madrileña. Este se compone de huevos fritos encima de un lecho de patatas, también fritas. Se puede acompañar con jamón, tocino, chorizo, o chistorra. El huevo, que se estrella literalmente encima de las patatas (cortándolo groseramente) debe tener la yema líquida como los huevos fritos.
A la plancha:
A una sartén refractaria completamente nueva le pasáis un poco de aceite con un papel de cocina (o unas gotas de agua). Calentáis bien la superficie y echáis el huevo. Bajar la temperatura y esperar a que se cuaje para poder cogerlo sin que se rompa. Le podéis dar la vuelta con una espátula de madera si queréis. Con que permanezca unos segundos al calor por el lado de la yema será suficiente para sellarlo. Lo condimentáis con sal y listo para comer.
Retirad el huevo de la sartén, con una rasera plana de agujeros, cuando veáis que en los extremos del huevo se forman puntillas doradas*. Salar al gusto y servir calientes.
Para recordar:
Si sois perfeccionistas y os gusta diseñar vuestros platos, en las tiendas especializadas en utensilios para la cocina podréis encontrar moldes, de distintas formas, para poder freír huevos sin que se desparramen las claras.
En el caso de que os gusten los huevos blancos, solo tenéis que freírlos a temperatura más baja y tener paciencia porque tardan un poquito más en cuajar.
También se le llama "Huevos estrellados" a un plato en concreto de la cocina madrileña. Este se compone de huevos fritos encima de un lecho de patatas, también fritas. Se puede acompañar con jamón, tocino, chorizo, o chistorra. El huevo, que se estrella literalmente encima de las patatas (cortándolo groseramente) debe tener la yema líquida como los huevos fritos.
A la plancha:
A una sartén refractaria completamente nueva le pasáis un poco de aceite con un papel de cocina (o unas gotas de agua). Calentáis bien la superficie y echáis el huevo. Bajar la temperatura y esperar a que se cuaje para poder cogerlo sin que se rompa. Le podéis dar la vuelta con una espátula de madera si queréis. Con que permanezca unos segundos al calor por el lado de la yema será suficiente para sellarlo. Lo condimentáis con sal y listo para comer.
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Gracias por vuestros comentarios y observaciones. Todos y cada uno de ellos son bien recibidos, y tenidos en cuenta. Gracias también por tener la generosidad de transmitir a través de vuestros blogs todos esos conocimientos que me han sido tan útiles para mejorar, y seguir aprendiendo.
También mi más sincero agradecimiento a todos esos anónimos aficionados a la cocina que dedican parte de su tiempo a ver mis recetas. Espero que la visita les pueda ser de utilidad.
Un beso, y un abrazo grande a todos.