Uno de esos regalos consiste en ir a comer a algún lugar que me guste mucho, que no solo destaque por lo bien que lo hacen, sino por el personal que atiende al público y por su ambiente. Incluso por darme el gustazo de visitar el pueblo o el barrio donde esté ubicado.
En uno de esos restaurantes que suelo frecuentar y aprovechando que ahora es la temporada, se me ocurrió pedir un plato muy típico de Cataluña: las espinacas con pasas y piñones. !Me encantan!.. ¿No os pasa que al pedir un encargo os imagináis el plato y se os hace la boca agua?.
Cuando selecciono un plato de los que tienen en la carta ya imagino de antemano como estará hecho, si tengo muchas dudas consulto antes, por si acaso. En esta ocasión no se me ocurrió hacerlo porque un plato tradicional, salvo excepciones muy puntuales, suele conservar todas sus características y siendo de la propia tierra mucho más.
En "Las espinacas con pasas y piñones", por ejemplo, se parte de la base de que hay que emplear espinacas muy tiernas, apenas pasadas por la sartén o como mucho, si las hojas están algo más crecidítas de lo normal, se escaldan en agua hirviendo.
La preparación es muy sencilla. Hay que tostar ligeramente en la sartén unos piñones y reservar. A continuación echar las espinacas en crudo en la misma sartén y saltear para que se vayan cocinando con la propia agua de la verdura. Al final se terminan de sofreir ligeramente con un poco de aceite de oliva. Se les echa, al mismo tiempo, un puñadito de pasas sin semillas; mejor sin ellas que es muy molesto ir encontrando los granitos al masticar.
También quedan bien, como digo arriba, previo escaldado de tres minutos. Se escurren bien y una vez hayan perdido la humedad se refríen procurando qué queden sueltas, que no tengan un aspecto "hervido" vamos...
Bien, pues cual sería mi sorpresa cuando me trajeron el plato a la mesa con una amalgama de hojas de color verde sin forma alguna. Más que verdura parecía el vómito de algún rumiante (?) en serio. Encima de las hojas, sin gracia ninguna, se podían ver los piñones y las pasas como si estuvieran ahí por casualidad.
Si algo me molesta de verdad es que me gasten bromas con la comida; sinceramente. Así que no me hizo ninguna gracia. Miraba mi plato descorazonada, intentando encontrar alguna explicación a semejante desaguisado (Nunca mejor dicho) ¿Qué es lo que había podido pasar? ¿Tenían un cocinero extranjero que no conocía la comida del país? ¿Quizá las espinacas no eran frescas? ¿Eran los restos de otro plato? uff!!... No, decidí que eso no me lo comía; y llamé al maître.
- ¡Oiga mire, lo siento pero esto es incomestible! - He pedido espinacas a la catalana y jamás en mi vida las he visto tan mal cocinadas, parecen...!Parecen un moco, la verdad!
Se hizo un silencio que se podía hasta mascar en el ambiente. El restaurante lleno de gente... Probablemente el hombre ni siquiera me entendió a la primera. Es posible que nunca hubiera notado la diferencia y me miró como si no entendiera. Para reafirmar mi opinión le recité de carrerilla en que se debe fijar un@ cuando compra espinacas. Como se limpian, como se preparan y como había esperado que me las sirvieran. Sin mediar palabra retiró mi plato y se lo llevó a la cocina.
A los 5 minutos salió pidiéndome disculpas. Me explicó qué las espinacas eran congeladas. Ese día el cocinero jefe no estaba y los pinches de cocina eran los que estaban trajinando en la cocina. Por lo visto no tenían ni idea de que las espinacas no se hierven (Incluso si son congeladas, van directamente a la sartén o al microondas)...
Me dieron ganas de salir corriendo. Cualquiera podía ver que el plato era impresentable. No entenderé jamás como se puede llegar a ser tan poco profesional. Exijamos. Pongamos el foco en todo lo que afecta a nuestro bolsillo. De ese modo conseguiremos mejorar día a día nuestra calidad de vida.
porfavor ven a mi casa y cociname todos los dias xD
ResponderEliminarJajaja, No me lo digas dos veces.
EliminarUn saludo