Pasta filo con gorgonzola y pera

Cuando me propuse hacer estas delicias crujientes de gorgonzola y pera con un suave toque de comino, las doré en aceite de oliva suave que le han dado un aroma que quita el sentido. O sea, resumiendo, que engordan con solo mirarlas, jeje!...

Pero que no cunda el pánico porque dos unidades por persona son más que suficientes para disfrutar del sabor de esta pequeña exquisitez  y si luego os dais una vuelta por el campo y cenáis ligerito...

La pasta filo es fácil de usar si tenéis un cuenta, básicamente, que debe permanecer en la nevera hasta el momento de su utilización. Tampoco debe perder humedad durante su manipulación para que no se nos seque. Cortar lo que necesitéis y tapar con un paño húmedo el resto mientras trabajéis con ella. Por lo demás, seguir las instrucciones del fabricante que suelen venir muy bien explicadas en el propio envase.

Ingredientes para 4/6 personas

1 paquete de pasta filo

200 g de queso gorgonzola (también podéis utilizar roquefort)

1 pera limonera grande de carne firme (he elegido la de Lérida)

 1 limón

2 cucharadas rasas de azúcar en polvo

20 g. de mantequilla

Comino

Aceite de oliva suave

Pelar la pera. Quitar la simiente y rociar con zumo de limón. Cortar a dados pequeños.

Derretir la mantequilla en una sartén. Añadir la pera. Remover constantemente hasta que se ablande un poco.

Cuando esté cocinada añadir el azúcar y una puntita de cuchara de comino (solo para dar aroma). Mezclar todo de nuevo y caramelizar a fuego muy lento. Enfriar a temperatura ambiente.

Cortar el queso gorgonzola a dados pequeños y mezclar con la pera suavemente. Preparar tantos montones de relleno como bocaditos queráis hacer.

Extender la pasta filo sobre una superficie fría. Yo he utilizado solo una hoja para hacer las bolsitas, (o sea una capa sencilla) pero podéis enrollarla sobre si misma para dar más grosor al paquetito.

Una vez la tengáis extendida cortar el trozo que necesitéis con una tijera. Tapar el resto con un trapo de cocina húmedo. Pintar la pasta que vayáis a utilizar en ese preciso momento con una capa apenas imperceptible de mantequilla derretida  para que no se seque mientras la vais rellenando. Si tenéis todo preparado y sois lo suficientemente rápid@s os podréis ahorrar el pintado. Pero en un caso u otro siempre es mejor mantener la pasta filo húmeda, y cortar según se vaya necesitando.

Para estos paquetitos he elegido como figura unos triángulos irregulares, pero podéis enrollarlos, hacer saquitos, o el tipo de paquete que más os guste.

Si no tenéis experiencia, os aconsejo que antes de cortar la pasta practiquéis la figura y el modo en como vais a colocar el relleno en una servilleta de papel, así iréis sobre seguro.

Calentar en una sartén el aceite de oliva bien caliente. Freír los triángulos hasta que estén dorados y escurrir en un papel de cocina. No os descuidéis porque se hacen en menos de un minuto.

Para adornar, hacer unos dados de pera con su piel, marcados en una sartén untada con mantequilla. Condimentar con algunos granos de comino por encima.