Patatas fritas

Todas estas maravillas me las ha enviado, desde Grandas de Salime, Miguel, un amigo del alma asturiano.

Las patatas proceden de su huerto. No sé si sabéis que las patatas de Grandas son famosas en 

Asturias. La miel y el orujo, hecho en casa de un amigo personal de Miguel que aun conserva la costumbre ancestral de recolectar el néctar de las abejas (miel de truébano) y fabricar su propio licor. 

El choscu es un embutido al estilo de Tineo, hecho con lomo y lengua de cerdo, curado con pimentón. Se puede servir con rodajas de patata cocida o bien tomar como embutido. Os puedo asegurar que es riquísimo, me temo que no va a llegar ni la cuerda a la semana que viene...

No es la primera vez que hago un post con alguna referencia culinaria de Asturias. Empecé, si no recuerdo mal, con las verdinas estofadas y la sopa de verdinas o con almejas Luego me atreví con un plato de lo más emblemático como es el pote asturianu de berces, que por cierto fue muy discutido, y a día de hoy aún me siguen dejando algún comentario dándome alguna indicación sobre el mismo. Le siguió una lasaña de atún, de lo más apetitosa, con un gratinado de Afuega´l Pitu. Receta que copié de mi querida Ruqui, del blog Cocina sana y fácil, a la que yo, por mi cuenta y riesgo, añadí el queso. Y a continuación algunos platos tanto dulces como salados, en cuyos ingredientes no podía faltar la sidra asturiana natural, como las crêpes rellenas de manzana a la sidra, la merluza a la sidra con espinacas, o el solomillo a la sidra con pimienta verde.

Esta vez no publico para explicar un plato tradicional ni complicado. Aprovechando que tenía a mano patatas nuevas y de calidad no podía dejar pasar la oportunidad de recordar como podemos conseguir unas patatas fritas crujientes y atractivas a la vista.

A no pocas personas nos ha pasado que al ponernos a freír patatas, en lugar de conseguir un producto dorado y crujiente, hemos conseguido uno sin consistencia y aceitoso... Porque cuando la patata se pone blanda anda que no chupaaaaa (aceite). Más que un niño cuando coge el biberón con hambre. Por esa razón es importante elegir bien el tipo de patata que necesitamos para cada ocasión.

El padre de Miguel tiene en el huerto tres variedades de patatas distintas:  

Agria: Amarilla por fuera y blanca por dentro. No se deshace y tiene un sabor extraordinario. Es ideal para freír y hacer puré, pero no tanto para cocer.

 Monalisa: Es la más común, tanto su piel como su carne son de color amarillo. Sirve para todo, freír cocer,  hacer al horno, y microondas.

 Jaerla:  De carne amarilla y piel de color crema, de buena calidad y muy dúctil, sirve para todo. Es una patata temprana y también muy resistente a las sequías.

No obstante hay muchísimas más variedades. Os recomiendo que veáis este reportaje sobre las patatas de Grandas de Salime, y este post sobre las patatas que se cultivan en el Baix Llobregat y cuales son las más adecuadas para cada preparación 

Si en casa tenéis una patata apta para freír (en la etiqueta lo suele indicar) no habrá problemas para hacer unas buenas patatas fritas.

Si por el contrario vuestras patatas son para hervir, una vez peladas y cortadas las colocáis treinta minutos en un recipiente con agua fría para que suelten parte de su almidón. A continuación escurrir, secar y proceder a freír.

Lo primero que tenemos que hacer es pelar las patatas con un pelador, quitar cualquier parte oscura que pudieran tener, lavar y secar.

A continuación hay que "cuadrarlas",  Para ello cortaréis los extremos y los lados de la patata. Luego hay que hacer láminas del grosor que más os guste, pero no demasiado finas. Por último cortar a bastones o la figura que más os guste pero todas de un grosor similar.

Poner a calentar una sartén, a fuego medio alto, con abundante aceite de oliva (suave), o la freidora si disponéis de una. Cuando veáis que el aceite empieza a estar a punto de fritura (tirar un trocito de pan para comprobarlo, si éste se arrebata ya está). echar las patatas sin que se apelotonen. Lógicamente la freidora os permitirá freír más cantidad de una vez.

Cuando notéis que las patatas empiezan a cambiar de textura (están fritas pero no tienen el color dorado) sacar a un plato cubierto con un poco de papel doble de cocina para que escurran el aceite.

Hacer lo mismo con todas procurando no apilarlas. Dejar reposar unos minutos para que se templen.

Subir el fuego al máximo. Cuando el aceite esté bien caliente echar de nuevo las patatas a tandas para que se acaben de dorar. A esto se le llama doble fritura. De esta manera se consigue una textura dorada y crujiente por fuera y blanda por dentro.

Escurrir de nuevo en un papel doble de cocina y servir inmediatamente condimentadas con sal.

Si lo deseáis las podéis acompañar de alguna salsa

Salsa de queso (4 personas)

4 cucharadas colmadas de mayonesa casera o de bote, sabor suave
2 cucharadas colmadas de queso crema fresco
1/4 de cebolleta tierna
4 hojas de albahaca fresca cortada muy fina
1/2 cucharadita de orégano
1 cucharadita de mostaza antigua

Mezclar todo y servir.


Salsa de tomate picante (4 personas)

300 grms. de tomate frito casero, (en una sartén poner el tomate troceado sin piel, condimentado con sal, azúcar y dos cucharadas de vinagre, freír todo hasta que pierda humedad y se empiece a dorar).
1 diente de ajo grande
1 cucharadita de orégano
Pimentón picante (para condimentar)
1/2 cucharadita rasa de comino en polvo

Triturar en el turmix. Echar un poco de agua o caldo si se espesa mucho. Servir templada o fria.

Rebanada de pan de pueblo con mantequilla y miel de truébano.