Domingo tarde, hace fresquito y me apetece tomar un te acompañado de algo dulce si o si... Me da pereza coger el coche y bajar al Hipercor a comprar repostería. Además está lloviendo y el aparcamiento suele estar lleno. Estoy por ponerme a hacer unas crêpes, pero encima de la mesa de la cocina, sobre la tabla, queda pan de ayer. ¿Y si preparo unas tostadas con mantequilla y azúcar?. Mmm, se me hace la boca agua solo con pensarlo. Entonces he recordado que se acerca Semana Santa y que las torrijas son propias de estos días.
Rebuscando entre las recetas que tengo guardadas veo que todas son para preparar una gran cantidad de torrijas, así que en esta ocasión no me sirven. Finalmente deduzco que tendré que dividir las cantidades por tres y equilibrar los ingredientes. No me queda otra.
Ingredientes para 8 torrijas
8 rebanadas de pan de barra de miga densa y poca corteza
1 huevo XL
300 ml de leche
75 ml de anís
200 g de azúcar (aprox)
La piel de 1/2 limón
1/2 rama de canela
Canela en polvo
Aceite de girasol o de oliva sabor suave
Ingredientes para una barra de pan de 1/2 kg
1 barra de pan
3 huevos XL
1 l de leche
150 ml de anís
400 azúcar (sobrará un poco)
La piel de 1 limón
1 rama de canela
Canela en polvo
Aceite de girasol o de oliva sabor suave
Calentar la leche con dos cucharadas rasas de azúcar, la piel del limón, y la canela en rama. Remover para que el azúcar se disuelva. Cuando la leche esté a punto de ebullición, apagar el fuego y dejar que infusione para que tome sabor. Transcurridos diez minutos colar la leche.
Cuando la leche esté tibia añadir el anís.
Cuando la leche esté tibia añadir el anís.
Batir el huevo con una cucharada rasa de azúcar.
Cortar el pan a rebanadas gruesas. De un centímetro y medio, creo que queda dentro de lo razonable. Si el pan tiene algún pico de corteza muy tostado, que sobresalga más de lo habitual, recortar un poco. No lleguéis a la miga porque sino, al humedecerse la rebanada con la leche, se desmoronará.
Cortar el pan a rebanadas gruesas. De un centímetro y medio, creo que queda dentro de lo razonable. Si el pan tiene algún pico de corteza muy tostado, que sobresalga más de lo habitual, recortar un poco. No lleguéis a la miga porque sino, al humedecerse la rebanada con la leche, se desmoronará.
Poner las rebanadas de pan en un bandeja amplia, aunque también pueden ponerse en un plato con tres o cuatro. Echar la leche por encima despacio, según el pan la vaya absorbiendo. De ese modo controlaréis la humedad y las rebanadas de pan no se desharán.
Con la ayuda de una espátula colocar el pan encima de una rejilla para que escurra lo sobrante, no obstante si lo hacéis como os digo quedarán empapadas y apenas expulsarán líquido. Que reposen un poquito, así cogerán más sabor.
Poner aceite a calentar. No es necesario que cubra toda la torrija con que el aceite llegue hasta la mitad es suficiente.
Para este tipo de fritura suelo utilizar un aceite de girasol de calidad porque me parece que aporta un sabor más fino y es menos pesado. Si preferís el de oliva, que sea de sabor suave.
Pasar las rebanadas de pan, de una en una, por el huevo batido e introducir en el aceite caliente a temperatura media alta. Yo me suelo ayudar de dos tenedores. Bajar el fuego un poco si notáis que el aceite se arrebata. No se deben quemar.
Freír a tandas. No más de tres a la vez para que el aceite no enfríe. Yo lo he hecho de dos en dos porque había pocas.
Freír a tandas. No más de tres a la vez para que el aceite no enfríe. Yo lo he hecho de dos en dos porque había pocas.
Dorar por un lado y a continuación por el otro. Utilizar una rasera plana para retirarlas de la sartén.
Colocar en una bandeja, sobre papel de cocina, para que dejen ir el exceso de aceite.
Esperad a que se enfríen un poco y pasar por azúcar mezclado con canela en polvo. Las proporciones a vuestro gusto.
Me gustan recién hechas, pero frías del tiempo no están mal. No recomiendo la nevera para nada. Si las queréis guardar que sea en un lugar a temperatura fresca.
Me gustan recién hechas, pero frías del tiempo no están mal. No recomiendo la nevera para nada. Si las queréis guardar que sea en un lugar a temperatura fresca.
La descripción que me parece más acertada para este rico postre es que son dulces pero sin empalagar. No resultan nada grasientas, si se toma la precaución de escurrirlas bien, y son muy jugosas por dentro. Casi que parecen un xuxo con un suave toque de anís.
Si queréis hacer más cantidad seguid la misma receta pero aumentando el azúcar en la leche y en el huevo batido (a vuestro gusto)
¡Animaros a hacerlas!
Madre que antojo de torrijas!! tengo un pan candeal maravilloso de ayer y tiempo!! así que manos a la obra...yo sin anís. Un beso bonita.
ResponderEliminarLas he visto, las he visto jaja!.. Recién hechas se comen en un plis plas. Se veían bien doraditas jaja!..
EliminarTú pones estas ricas torrijas de anís y yo los pestiños, solo queda que alguien se sume y nos traiga un buen café con leche.
ResponderEliminarTodo un clásico las torrijas y que conste que me porto bien y aún no las he hecho, pero caerán, si hay que pecar se peca.
Besos.
A ver unaaaaa voluntaria jaja!...
EliminarMenuda pinta tenían Ana, por eso me los he llevado a casa.
Alba preciosa,unas torrijas irresistibles y de anís como me gustan a mi¡¡¡
ResponderEliminarbesos y feliz semana guapi.
Ague, tengo que hacer uno de tus dulces para hacerte un homenaje como te mereces.
EliminarGracias, igualmente
Habría que reunirse y montar una gorda (Un buffet de tapas y postres, ¡Mal pensadas!) jeje...
ResponderEliminarSería espectacular, como si lo viera.
Besos soletes,
que ricas con ese gustito del anís!! me chifla ese sabor!! ya casi las huelo!
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