Membrillo (carne de membrillo)

El arbusto de membrillos que tenemos en el jardín de casa está empeñado en darnos frutos cada año. Jamás hasta hoy había podido aprovecharlos debido a las plagas que, año tras año, impedían que lo hiciera.

Los membrillos no eran muy grandes, pero ya habían alcanzado su punto de madurez y desprendían un olor suave y delicado que inundaba toda la cocina. Solo estuvieron en la cesta de la fruta el tiempo justo que necesité para buscar una receta que me gustara. ¡Qué ganas tenía de probarlos!

Y me encontré con un dilema...

La gran mayoría de recetas utilizaban el fruto quitando la piel y todos prescindían de las semillas... 

Precisamente recordaba perfectamente como lo hacía una de mis tías. Los lavaba, les quitaba el rabito los troceaba y los echaba a la cazuela de barro con semillas y piel. Luego añadía peladura de naranja y canela en rama.

Así que al final decidí hacer la receta de familia. Probar las cosas con antelación tiene sus ventajas, por lo menos sabes que no van a salir mal.

Ingredientes

1 kg de membrillos troceados con piel
700 g de azúcar
2 manzanas maduras, tipo golden o reineta, de tamaño medio
1 rama de canela
La piel de una naranja mediana

- Por cada quilo de membrillo limpio y troceado se necesita 700 g de azúcar.

- Por cada quilo de membrillo limpio y troceado se añade dos manzanas medianas.

Las manzanas no se pesan junto con el membrillo. Tampoco influyen en la cantidad de azúcar. Simplemente van añadidas al peso del membrillo limpio sin más. 

Lavar, secar, y trocear los membrillos con su piel, retirando solo las semillas más grandes. Las semillas ayudarán a cuajar la fruta.

Pelar una naranja. Retirar la parte blanca raspando ligeramente con un cuchillo. Lavar, secar, y cortar las manzanas a cuartos con su piel. Quitad las semillas y la parte dura de su interior.

Colocar los membrillos y las manzanas a capas en una olla alternando con el azúcar.

Añadir la canela y la piel de naranja. Dejar reposar durante 12 horas en un lugar fresco hasta que el azúcar se haya deshecho

Sin añadir nada de líquido poner la olla a hervir a fuego suave, removiendo de vez en cuando con una lengua o una cuchara larga. Cuando veáis que la fruta ha cogido un color naranja oscuro y al pinchar está tierna la confitura de membrillo ya está lista.

No dejéis que se evapore todo el líquido porque luego cuesta mucho más triturar la fruta.

Una vez hecha ya podéis triturarla teniendo mucho cuidado en no quemaros.

Preparar de antemano los moldes donde la queráis guardar. Siempre debe ser en un lugar muy fresquito y bien tapada.

Como resultado he obtenido una carne de membrillo tradicional de aspecto brillante con un ligero toque granuloso apenas perceptible y un ligero aroma a naranja y canela que la hacen sumamente apetitosa. El color que veis en la fotografía es natural.

Una vez frío ya se puede desmoldar y consumir en el desayuno con pan y mantequilla. Como postre, acompañado de mató, o solo.

Aquí  podéis ver la receta de un postre hecho con membrillo y yogurt.