miércoles, 21 de septiembre de 2011

Pollo a la plancha en "carmela"

   

Hay recetas tan sencillas que parece que no hace falta que nos expliquen nada sobre ellas pero que sin embargo no acaban de salirnos bien...

Lo primero que tenéis que tener en cuenta es que el pollo sea de calidad. Para eso no hay nada mejor que comprar en una pollería de confianza de esas de toda la vida.

El ave que adquiráis tiene que presentar un aspecto sano; la piel firme de color amarillo y ausencia de golpes o partes oscuras de cualquier tipo.
Con frecuencia encontramos en el mercado pollo que ha sido previamente descongelado. Podemos ver como su piel es de color pálido, casi blanco, y su carne muy propensa a deshacerse al cocinar. No es que sea malo pero es mejor emplear ese tipo de ave para hacer guisos, caldos, rebozados, o fritos, pero no es tan recomendable para hacer a la plancha donde el sabor y la calidad del producto se nota mucho más.

Si no tenéis mucha experiencia en el despiece de aves es mejor que le pidáis a la pollera que os lo prepare "para hacer a la plancha", de esa manera ya tendréis una tarea adelantada cuando vayáis a cocinarlo. Recordar sacar con anterioridad las piezas que necesitéis del frigorífico para que la carne se atempere un poco. Una vez tengáis los cuartos ebiertos para hacer a la plancha, (pechugas o muslos) estirar bien la piel. A continuación quitar los restos de plumas, si las hubiera. Las más pequeñas se pueden socarrar en la lumbre. Secar el pollo con papel de cocina y condimentar con sal y pimienta por los dos lados.

Una de las principales dificultades al hacer cualquier carne a la plancha es conseguir que nos quede jugosa y con buen color. Para ello tendremos que tener en cuenta que la plancha o sartén donde la vayamos a hacer sea la adecuada y que la carne no sea muy delgada. O en todo caso si la preferimos así no cocinar de manera excesiva.

Poner a calentar al máximo una sartén de hierro colado tipo "carmela" durante 10 minutos. Transcurrido ese tiempo verter sobre la sartén un poco de aceite de oliva y extenderlo bien con un papel de cocina. Dejar que se caliente el aceite unos instantes más y colocar el pollo por la parte de la piel. Bajar el fuego a medio/bajo y dejar que se haga tranquilamente hasta que veáis que la carne cambia de color por los laterales. (A blanco opaco)

Ha llegado el momento de dar la vuelta a la carne. La piel estará crujiente pero aún no tendrá el bonito color dorado que queremos conseguir. El muslo tiene hueso y eso hará que la carne no toque por entero la superficie caliente. Las pechugas son gruesas y resisten el calor pero no queremos que se nos sequen del todo. 

¿Qué hacer?

Echar unas gotitas de aceite de oliva sobre las pechugas, para que conserven jugosidad. Tapar con una tapa la sartén y seguir cocinando el pollo a fuego mínimo, sin prisas. 

Apenas veáis que las pechugas cambian de color debéis dar la vuelta a la pieza de nuevo por el lado de la piel para que se terminen de dorar. Comprobar que los muslos no estén crudos (no se deben ver restos de sangre) antes de hacer lo mismo. Poner la tapa y dejar que se doren del todo a fuego mínimo. Podéis terminar condimentando con un poco de orégano fresco, u hierbas provenzales.

Habitualmente las pechugas se hacen antes, por lo que es preferible sacarlas a un plato y mantenerlas en algún lugar caliente hasta que los muslos terminen de cocinarse.

También podéis macerar la carne de pollo antes de cocinar. Para ello condimentáis cada pieza de pollo con pimienta, sal, aceite de oliva, tomillo fresco y abundante jugo de limón natural. Lo dejáis reposar por espacio de un día en la nevera y al día siguiente lo cocináis regando repetidamente la carne con el jugo de la maceración. Esta receta queda muy rica en la barbacoa. Probar y repetiréis.

Como guarnición, he hervido unas alcachofas que luego he salteado en el jugo del propio pollo.
Acompaño el plato con una ensalada de remolacha cocida y cebolla morada, aliñada con sal, vinagre de manzana, aceite de oliva y perejil fresco.



6 comentarios:

  1. me parece una ensalda muy rica y muy sana , me encata la presentacion , besitos

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  2. Muy rica y con fundamento,los garbanzos me encantan.
    Besets.

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  3. Hola, Bluelady, soy Maritxu, una participante del concurso de Tito; aunque un poco tarde, te quería dar las gracias por el comentario tan cariñoso que dedicaste a mis tortitas; me quedo por aquí viendo tus delicias, un beso.

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  4. Hola Blue!..como siempre una estupenda receta. Una muy rica ensalada que no tardare mucho en probarla. Sera la primera vez que haga esa mezcla de sabores, seguro que me encanta.
    Besos Blue!!

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  5. que buena ensalada....estos platos son de los pocos en que puedo comer los garbanzos, me gustan así, en ensalada, y la tuya tiene una pinta estupendísima!!
    bsss

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  6. Me encantan la ensalada de garbanzos y esta me parece deliciosa!! me la apunto. Besos

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Gracias por vuestros comentarios y observaciones. Todos y cada uno de ellos son bien recibidos, y tenidos en cuenta. Gracias también por tener la generosidad de transmitir a través de vuestros blogs todos esos conocimientos que me han sido tan útiles para mejorar, y seguir aprendiendo.
También mi más sincero agradecimiento a todos esos anónimos aficionados a la cocina que dedican parte de su tiempo a ver mis recetas. Espero que la visita les pueda ser de utilidad.
Un beso, y un abrazo grande a todos.