domingo, 4 de febrero de 2018

Costilla de cerdo con espinacas rojas y garbanzos



   


Mis paseos por el mercado de los payeses, que se celebra cada sábado en Vilafranca del Penedès, suelen ser bastante productivos, siempre encuentro algo que me inspira la elaboración de un plato, o que no tengo cerca de casa. La explicación es bien sencilla. No todos los alimentos son de cultivo masivo y algunos son muy locales. Estas espinacas rojas, por ejemplo, son del huerto de un joven de Vendrell, una población cercana a Vilafranca.

Cuando un alimento tiene buena presencia lo mejor es emplearlo de forma que ésta se mantenga lo máximo posible. En este caso, lo ideal hubiera sido preparar estas verduras crudas, pero no es una variedad que se preste a ello, así que las he preparado escaldadas, como guarnición de un sencillo plato que lleva una mezcla de distintos sabores. Una vez cocinadas son más finas de sabor que las espinacas verdes, y sin embargo tienen más consistencia, lo que las hace ideal para rellenar. Habrá que ir experimentando otras formas de prepararlas.

Por lo pronto hoy toca la más simple de todas, escaldadas, mezcladas con garbanzos hervidos y ligeramente sofritas, con unos ajitos, en aceite de oliva virgen extra.


Ingredientes para 4 personas

1 kg de costilla de cerdo en un trozo
1/2 kg de espinacas rojas
1 bote pequeño de garbanzos cocidos
3 dientes de ajo
Aceite de oliva virgen extra
Manteca de cerdo
Perejil fresco
Agua (o un chorrito de vino blanco)
Sal


Para la marinada de la carne

El zumo de una naranja 
El zumo de un limón pequeño
3 dientes de ajo 
Comino
Orégano
Tomillo
Pimienta negra
Pimentón (solo un toque)
Sal
Aceite de oliva





Su preparación es muy sencilla. Lavar bien con agua para retirar la tierra que pudieran contener.




Hay que separar los pequeños tallos de las hojas. A continuación, si las hojas son muy grandes, trocear en dos mitades. Se puede hacer con la propia mano.

Poner una olla grande llena de agua al fuego para que hierba. Añadir un poquitín de sal. Hervir los tallos de las hojas durante un minuto. Transcurrido ese tiempo, añadir las hojas de espinacas. Remover y esperar a que el agua de un solo hervor. Apagar el fuego y tapar. Contar tres minutos justos y ya podéis escurrir el contenido. Reservar.

Escurrir los garbanzos con antelación.




Calentar un poco de aceite de oliva en una sartén. Picar el ajo y pochar junto con los garbanzos lentamente. Se trata de que se vayan dorando y cojan un ligero sabor a ajo.
Remover de vez en cuando. Condimentar con un poco de sal si veis que hace falta.

Picar el perejil fresco y añadir.

El siguiente paso se hace cuando cuando ya se tiene la carne a punto de sacar del horno.

Es el momento de introducir las espinacas en la sartén. Mezclar. Cocinar un par de minutos a fuego lento y colocar en los platos de los comensales.





Un par de horas antes, por lo menos, marinar la costilla de cerdo. Si tiene un poquito de grasa mejor porque si es para hacer al horno queda más jugosa. Yo le he puesto diversas especias además del comino. El comino es imprescindible, pero si no tenéis las demás, con solo añadir pimienta negra, sal y los ajos queda muy bien también.  

Pre-calentar el horno a 180º

Una vez transcurrido el tiempo, colocar en una bandeja de horno que no le quede muy grande a la costilla. Poner debajo y encima unos trocitos de manteca de cerdo. Tapar con papel de aluminio y hornear. 

Reservar el líquido de la marinada para regar el asado.

Pasados treinta minutos, echar unas cucharadas del líquido por encima de la carne. Dar la vuelta varias veces regando siempre a cucharadas con el jugo de la marinada. Despegar la sustancia que se va formando en la base de la bandeja, añadiendo unas cucharadas de agua o vino blanco de mesa, si veis que el líquido se os acaba. Cuando la carne esté blanda ya podéis retirar el papel de aluminio para que las costillas vayan cogiendo color por los dos lados.

Una vez doradas. Apagar el horno, y terminar de rehogar las espinacas. Si no queréis que la carne coja más color, colocar de nuevo el papel de aluminio por encima hasta el momento de servir.

  


No he podido resistir a dar un mordisco a la carne, lo siento, jeje!..



4 comentarios:

  1. Con ese adobo la carne ha de quedar muy rica y la compañía es excelente, una buena forma de que los carniceros coman verdura y legumbres.
    He probado las acelgas rojas, pero en espinacas no las había visto, la de cosas que se aprenden por aquí.
    Besos.

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    Respuestas
    1. El sabor no se parece nada a la acelga Ana. Son muy finas, tienen un sabor neutro como el de la lechuga. Eso me hace pensar que se pueden comer crudas pero, como no encontré información sobre ello, preferí hacerlas escaldadas.
      Besos guapa.

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  2. Qué bonito color tienen esas espinacas ¡me han enamorado! Dudo mucho que pueda encontrarlas donde vivo pero ten por seguro que si un día las veo me haré con ellas

    ¡Besos mil!

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  3. No havia sentit a parlar mai d'espinacs vermells, sí de bledes vermelles, que són molt comuns als mercats italians.
    La combinació d'ingredients m'agrada, fa un plat ben complert.

    Una abraçada.
    Manel.

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Gracias por vuestros comentarios y observaciones. Todos y cada uno de ellos son bien recibidos, y tenidos en cuenta. Gracias también por tener la generosidad de transmitir a través de vuestros blogs todos esos conocimientos que me han sido tan útiles para mejorar, y seguir aprendiendo.
También mi más sincero agradecimiento a todos esos anónimos aficionados a la cocina que dedican parte de su tiempo a ver mis recetas. Espero que la visita les pueda ser de utilidad.
Un beso, y un abrazo grande a todos.